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Consejos para estudiar ¡ Aplícalos!


La cuestión acerca de estudiar, aprender, y cómo hacerlo más eficazmente ha sido una preocupación, y una ocupación, del ser humano desde sus comienzos. Recientemente tanto las neurociencias, como la psicología cognitiva han efectuado sustanciales aportes en este sentido. La Dra. Barbara Oakley en compañía del  profesor Terrence Sejnowski, fundamentándose en conocimientos provenientes de las neurociencias y la psicología cognitiva, ofrecen una serie de consejos para estudiar, que junto a la experiencia en el proceso de enseñanza de Ricado T. Ricci pueden resultar útiles para estudiantes y docentes de los diferentes niveles educativos. Son una serie de consejos que de forma intuitiva hemos ido utilizando en nuestra propia formación a lo largo de los años.

 

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  1. Duerme lo suficiente para desintoxicar tu cerebro

Cuando dormimos nuestras células cerebrales se modifican ligeramente, permitiendo que las toxinas acumuladas durante la jornada de trabajo se eliminen convenientemente. Numerosos estudios de neurociencias cognitivas especialmente dedicados al estudio de los adolescentes en los Estados Unidos y en Inglaterra, han destacado insistentemente que los adolescentes necesitan más tiempo para dormir y que dormir las hora

  1. Burla la Procastrinación con la técnica de Pomodoro

La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Seguro que hay cosas que te apetecen más que estudiar

Existen tres tipos de procrastinación:

  1. a) Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso.
  2. b) Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más remedio que realizarla.
  3. c) Por indecisión, típico de las personas indecisas que intentan realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión.

Cuando nos enfrentamos a algo que no queremos hacer, por ejemplo, trabajar en un problema difícil de matemáticas, enfrentar un tema del programa que no nos resulta agradable o no capta nuestro interés, los centros de dolor en nuestro cerebro se iluminan (activan), y nuestra reacción inicial puede ser evitar esa sensación, huyendo de ella o posponiendo la tarea sin límite.

Las neurociencias nos explican que la reacción negativa inicial desaparecerá después de un corto período de tiempo. Es necesario apelar a alguna ayuda que nos permita resistir a la tentación del aplazamiento con su consiguiente distracción. Debemos hallar una táctica que permita protegernos.
Un método para hacer esto es la Técnica Pomodoro, en la cual se establece un temporizador de 25 minutos para la actividad enfocada y luego tomar un descanso de 5 minutos.

Habitualmente podemos sentirnos mucho mejor iniciando una tarea desagradable, cuando sabemos que es sólo por un corto tiempo y con duración prefijada. Si te enfrentas a un largo texto o  un problema difícil que no te motiva esta es una técnica muy efectiva.

  1. Usa la repetición espaciada para recordar hechos clave

Aunque el mejor aprendizaje no consiste en memorizar, está claro que recordar hechos es una parte importante del aprendizaje. Una de las mejores maneras de hacer esto es reforzarlos a través de la repetición espaciada. Hay una serie de consejos para memorizar, algunos con más consistencia científicas que otros.

Existe una batería de trucos o consejos que nos ayudarán a memorizar mejor. El mejor truco es estar convencido de que se recuerda mejor aquello que se comprende. También aquello que hemos trabajado más (lo que hemos subrayado, hecho resúmenes, esquemas mapas conceptuales…). Existen estrategias que pueden ayudarnos a memorizar:

  1.  Repetir las palabras hasta aprenderlas es un viejo truco y funciona. Aunque sea aburrido hay que tener paciencia.
  2.  Agrupar en categorías, por conjuntos de significados
  3.  Asociar cada palabra a algo que conocemos, a cosas que podemos visualizar y que nos sean fáciles de recordar. Cuando estudiábamos microbiología para memorizar salmonella visualizabamos un salero, para memorizar escherichia una escalera y así sucesivamente. Muchas veces recordar el inicio de la palabra es suficiente.
  4. Intenta recordar en lugar de releer para ver si has aprendido el contenido

.Einstein solía decir: «No entiendes algo realmente hasta que eres capaz de explicárselo a tu abuela»

5.  Modifica frecuentemente el escenario de estudio y aprendizaje

Si bien es cierto que, los entornos de aprendizaje y estudio elegidos favorecen nuestro rendimiento, no resulta conveniente que los conocimientos adquiridos permanezcan estrictamente atados a esos lugares. ¿Puede ser esta la explicación de que un tema que llevas bien preparado, en el momento del examen no fluya? Por este motivo se recomienda variar los entornos en los cuales llevamos a cabo el estudio.

Esta última recomendación nos ha sorprendido particularmente porque en principio parece que tener un lugar fijo de estudio es lo más aconsejado, pero recordando nuestras épocas de preparación de exámenes sí que es verdad que intuitivamente cambiábamos el escenario de estudio. Había días que el cuerpo te pedía estudiar en casa y días que te ibas a la biblioteca.

Es conveniente entonces, hacer un adecuado equilibrio entre la rutina que nos favorece y la movilidad que nos permite consolidar lo aprendido en todo momento y lugar.

Y repítele a tu cerebro: ¡Aprender es fantástico!

Junio 2015. Fuente Intramed.com

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